
El arzobispo de Milán, Mario Delpini el 11 de marzo subió arriba del “Duomo”, la catedral de Milán, una de las ciudades de Europa más golpeadas por el virus, para rezar a la Virgen por la ciudad.
En una entrevista declaró: “Subí arriba del Duomo para rezar para toda la ciudad, para que nadie se sienta solo y animar a todos a rezar”. Recordando la peste de Milán del siglo 17 narrada por Alessandro Manzoni en “Los Novios”, dijo: “la Virgencita siempre quedó allá, arriba del pináculo más alto, protegiendo la ciudad y sus habitantes. Lo hará ahora también. Nuestras parroquias están abiertas; se suspendieron las misas dominicales pero nuestros sacerdotes están allí para dar consuelo y ayuda espiritual a quien lo necesite”. Recordó que “la oración no sirve para pedir a Dios que nos libere de posibles castigos que él mismo manda. Esto es paganismo. Nosotros creemos en el Dios de Jesús que nos ha enviado a su Hijo, no para castigarnos sino para salvarnos. Le rezamos para pedirle el don del Espíritu Santo: que nos de fuerza, inteligencia, solidaridad para enfrentar este flagelo y vencer el mal con el bien”.
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