Después de un tiempo transitorio pasado en Canadá (se le había autorizado un año de residencia) Asia Bibi con su marido y dos hijas se trasladó a Francia pidiendo asilo político en aquel país. Se le ha conferido el título de ciudadana honoraria de París y tuvo una audiencia con el presidente de la república Emmanuel Macron. En una entrevista a una agencia católica contó cómo por una discusión sin importancia con mujeres musulmanas fue acusada de blasfemia contra Mahoma. El motivo real fue porque ella era cristiana, campesina y analfabeta; pertenecía a la más baja de las castas: los “dalit” o intocables.
Comentó Asia Bibi: “Ya he perdonado desde lo profundo de mi corazón a todos los que me han hecho el mal. En esos años conservé a Dios en mi corazón; rezaba todos los días. Viví aquello como una prueba enviada por Dios y sentí el deseo y la fuerza de superarla. Cuando supe que el Papa rezaba por mí, probé una alegría intensa”. Ya Asia Bibi expresó el deseo de encontrarse con el Papa. Su celda en Pakistán está ahora ocupada por otra cristiana, madre de cuatro hijos, también injustamente condenada a muerte por blasfemia. Su abogado es musulmán; es el mismo que defendió a Bibi.