En el quinto aniversario de los 21 mártires cristianos (20 egipcios y un ghanés) decapitados en una playa de Sirte (Libia) por ISIS, se les erigió un monumento en Egipto y un templo por parte de la Iglesia cristiana copta. Ellos se negaron a traicionar su fe (hubieran salvado la vida) y murieron con el nombre de Jesús en la boca. El monumento inaugurado el 15 de febrero consiste en una gran estatua de Cristo con los brazos abiertos como envolviendo a los 21 mártires arrodillados. Así, de rodillas, murieron rezando; fueron decapitados, arrojados en una fosa común y sus cadáveres fueron encontrados dos años después de la masacre. Junto al monumento se abrió un museo dedicado a los mártires.