La parte brasileña de la Amazonia ha perdido más de 3.445 kilómetros cuadrados de selva desde que Jair Bolsonaro asumió el cargo de presidente; 500 millones de árboles arrancados. La deforestación ha aumentado más del 40% con respecto al mismo periodo del año pasado. Ya no se combaten la tala, la minería y la explotación ganadera ilegales. Ha dicho Bolsonaro frente a las críticas internacionales: “Amazonia es nuestra; es como una virgen que todos los pervertidos extranjeros desean”.