
El cura chileno de 53 años, Carlos Irarrázaval, nombrado obispo auxiliar de Santiago de Chile, después de 24 días y sin todavía ser consagrado obispo, renunció y el Papa le aceptó la renuncia. Había hecho declaraciones polémicas y desconcertantes sobre los abusos sexuales, las mujeres, los judíos; la ola de protestas lo obligó a renunciar. Es el párroco sucesor del cura abusador Fernando Karadima en la parroquia aristocrática de El Bosque. Queda tan solo como obispo auxiliar de Santiago, el salesiano ítalo-argentino p. Alberto Lorenzelli.