
La comisión nombrada por el Papa no llegó a ninguna conclusión. Estaba formada por seis hombres y seis mujeres y presidida por el cardenal Luis Ladaria de la Congregación de la Fe. Se trataba de doce europeos y una estadounidense; ningún representante del tercer mundo. Este es el comentario de Felipe Arizmendi, obispo emérito de San Cristóbal de Las Casas (México): “El tema de la ordenación de mujeres como diaconisas es un tema, como dijo el Papa, aún no definido y abierto al estudio. Pero no es tan necesario ordenar diaconisas; y no por discriminación de las mujeres. Yo faculté, de acuerdo con el Derecho Canónico, a mujeres indígenas para bautizar y, previo permiso del Vaticano, también para presidir matrimonios en comunidades alejadas donde no había diáconos y es muy rara la presencia del sacerdote. Cuando la comunidad está preparada, las mujeres pueden ofrecer cantidad de servicios o ministerios; y nadie pide que sean diaconisas. Hay muchas mujeres con buena aceptación en la comunidad, catequistas de años, dignas de toda confianza para confiarles la celebración de estos sacramentos y la educación en la fe de sus comunidades”.