El 5 de octubre en Oslo se asignó el Premio Nobel de la Paz a Denis Mukwege, del Congo y a Nadia Murad, yazidí de Irak. Denis Mukwege es ginecólogo y cirujano y además activista contra la violencia sexual para con las mujeres, usada como arma de guerra en el Kivu y en el Congo en general. Es fundador y director del único hospital en Bukavu que se ocupa de miles y miles de mujeres violentadas. Amenazado de muerte, ha tenido que dejar el país para después volver y seguir enfrentando lo que ha sido llamado un “genocidio sexual”. Con su equipo Mukwege ha tratado a más de 50 mil mujeres. El médico ha denunciado los responsables (grupos rebeldes, militares, policías) y la ineficiencia de la misión local de la ONU (17 mil soldados). El Congo ha atravesado un guerra civil con 6 millones de muertos y sigue la violencia de las bandas para adueñarse de los recursos naturales del país. Desde hace unos 15 años se han hecho normales las violaciones sexuales, las mutilaciones , las torturas para con las mujeres como armas de guerra, tal como sucede en Sud-Sudan. El médico, apoyado por las organizaciones católicas y misioneras, siempre invita a responder a la violencia con el amor y las obras. Por su parte, la otra ganadora del Premio Nobel, la yazida Nadia Murad tiene tan solo 25 años. Su madre y sus seis hermanos fueron asesinados por ISIS, junto a otras cinco mil personas de su comunidad yazidí. Fu vendida como esclava repetidas veces hasta que logró huir a territorio kurdo. Ahora lucha para llevar a la ONU, de la cual es “embajadora de buena voluntad”, las pruebas de la masacre de su pueblo. El Nobel, que consiste en un millón de dólares, será entregado en Oslo el 10 de diciembre esta vez a dos desconocidos que, como tantos otros, luchan por un mundo mejor.
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