Una religiosa de 78 años, tapándose la nariz con un pañuelo en la marcha del día 29 de abril se acercó a la Guardia Nacional pidiéndole no tirara gases lacrimógenos: “Sé que deben obedecer órdenes, pero somos todos venezolanos. Podemos tener ideas distintas, pero sin insultos y violencia”. Se llama Hermana Esperanza.